En el verano del año 2007, poco antes de que la economía empezara a desacelerar, un representante de la Ciudad de Nampa, Estado de Idaho, buscaba asiduamente al pastor encargado de la Iglesia Adventista Hispana del lugar. Cuando finalmente lo contactó por teléfono, le informó que necesitaba reunirse con él y algunos de los líderes de la congregación a la mayor brevedad posible.
La reunión dejó al pastor y a sus líderes locales con sentimientos encontrados. El representante les había informado acerca de los planes que la ciudad tenía de renovar toda esa sección urbana donde también se encontraba el templo de la iglesia adventista. Ello implicaba que la congregación no tendría otra alternativa más que venderle el edificio a la ciudad.
Lo positivo de la noticia era que la congregación estaba acariciando el sueño de construir un nuevo edificio. Contar con un comprador serio como la ciudad, era cosa buena. Por otra parte, ahora la iglesia se vería presionada a tomar decisiones rápidas. A ello, se unía la sensación de no tener control sobre las circunstancias: ¿Dónde construiría? ¿Tendría los fondos necesarios? ¿Podría hacerlo antes de que le tocara desocupar el antiguo edificio?
Los años 2008 y 2009 fueron frenéticos para los líderes de la congregación. Éstos, encabezados por el presidente de la Comisión Pro-templo, el Pr. Miguel Valdivia, analizaban las mejores opciones. Pronto se hizo evidente que construir no era viable. Había que buscar un edificio existente. La fecha de desocupación se acercaba. El nuevo edificio no aparecía. Los miembros de la iglesia oraban y la ciudad extendía una y otra vez el plazo para desocupar.
Finalmente, a principios del año 2010 apareció una oportunidad: en una de las áreas mejor situadas de la ciudad, estaba en venta un edificio relativamente nuevo que había servido como funeraria.
Los miembros de la iglesia recomendaron unánimemente que se hiciera una oferta de compra. Y después del proceso normal en este tipo de negociaciones, las dos partes llegaron a un acuerdo en cuanto al precio final de la propiedad.
Con entusiasmo y expectación, los hermanos de la Iglesia Adventista Hispana de Nampa han trabajado durante gran parte del verano para reconvertir el edificio. Así, lo que antes fue un hogar funerario ahora es un hermoso templo en el que la iglesia no solamente adorará, sino que servirá a la comunidad mediante sus programas de distribución de alimentos y proyectos evangelísticos. La iglesia entiende que la adquisición de este nuevo edificio supone también un llamado divino para que continúe predicando y plantando nuevas congregaciones en la región del Treasure Valley, que es la mayor zona urbana de Idaho y la de mayor presencia hispana en el Estado.