Son las 9:30 de la mañana y la congregación canta “Firmes y Adelantes” unánimes y con gozo, a medida que más hermanos siguen llegando a la iglesia hispana de Olympia, Wash. Con un promedio de ochenta personas que atentamente escuchan el mensaje, sábado a sábado estos hermanos se reúnen, alaban y adoran a nuestro Señor Jesucristo. Después del culto cada sábado conviven y comen juntos compartiendo sus platillos favoritos. Esta es una de las cualidades que hace de esta congregación ser especial y que a las visitas les gusta. Salen muy contentos porque encuentran una hermandad y amistad en los hermanos, y un mensaje verdadero de paz y esperanza.
Debido a su localidad geográfica es un desafío real para la iglesia adventista hispana de Olympia hacer llegar el mensaje a cada hogar hispano. Siete años atrás no había iglesia hispana en la capital de Washington y los hermanos que han vivido en Olympia asistían a otras iglesias hispanas como Tacoma y Chehalis (Wash.) y si no había oportunidad de viajar se congregaban en las iglesias americanas. Pero gracias a Dios poco a poco se abrió las puertas para iniciar oficialmente una iglesia adventista de habla hispana. Los hermanos locales junto con hermanos de otras iglesias, sacrificando distancia decidieron dedicarse al pleno para que la obra hispana siguiera adelante.
Hoy cada departamento está dispuesto a colaborar con la obra misionera, y los jóvenes de la iglesia hispana de Olympia participan con las actividades de Federación de Jóvenes Adventistas (FEJA) y de la conferencia; manteniendo el crecimiento y animando a la iglesia a seguir adelante.
La congregación ha estado pidiendo a Dios por un templo propio en el cual poder congregarse libremente. En dos oportunidades estuvieron cerca de comprar una iglesia pero por mucho que trabajaron por comprarlos ninguno de ellos se hizo realidad. Aunque tristes pero no desanimados, los hermanos de Olympia han seguido sus oraciones para tener un lugar propio en el cual poder adorar al Creador. El Señor ha obrado un milagro para que la iglesia hispana tenga su propio templo, habiendo sido bendecidos por Dios, quien mando un donante que les está ayudando a comprar un lote y a construir un edificio propio. Los hermanos están muy contentos y muy animados a nunca dudar en las promesas de Dios y a seguir trabajando, haciendo más sacrificios para que su sueño sea hecho realidad. Los hermanos continuaran proclamando las buenas nuevas y ganando almas para el Señor en la ciudad de Olympia y sus alrededores.
Mauricio Espinoza, anciano de la iglesia de Olympia