Una de las épocas más emocionantes de la biblia que me gustan es el periodo después del pentecostés, donde el trabajo intenso no era en la iglesia sino en la comunidad, en el barrio y en los pueblos.
Creo cien por ciento que hay que salir de las cuatro paredes de la iglesia y publicar las buenas nuevas a los afligidos, vendar a los quebrantado de corazón y libertad los cautivos. No nos toca esperar que la gente llegue a la iglesia, la iglesia debe llegar a la gente. Como pastor en el distrito del norte de la Conferencia de Washington, tengo claro la misión y el propósito que Dios nos ha encomendado. No solo ofrecer buenos programas de iglesia sino atender las necesidades de la comunidad.
Hace un año como iglesia nos hemos involucrado en actividades de ayuda a la comunidad, radio-seculares, ferias de salud con instituciones privadas y gubernamentales. Además, desde hace más de 8 meses todos los miércoles ofrecemos seminarios de psicología por la radio que cubre los territorios de Mount Vernon, Bellingham y Everett, Wash. Todo esto ha dado como resultado un impacto positivo de la iglesia frente a diferentes agencias de gobierno.
En una ocasión, saliendo con mi hijo de la radio, al llegar al estacionamiento una señora me pregunto: “¿Usted es el profesor Andino?” Yo le dije “Si, ¿en qué le puedo ayudar?”
Me respondió: “Solo quiero que sepa que hay un grupo de personas que esperan con ansia que llegue el miércoles para escuchar sus temas. Y para mí en especial ha sido de mucha bendición. ¿Cuál es su denominación?” – “Soy pastor de la iglesia Adventista del Séptimo Día” fue mi respuesta. La realidad es que, al involucrarse la iglesia con la gente, va creando una cadena de oportunidades para presentar el evangelio de Dios, lo cual es motivo de gran gozo.
En otra ocasión, Doris Ortiz trabajadora social de uno de los centros de la comunidad hispana de Head Start, nos hizo la invitación de ofrecer un seminario para todos los padres hispanos. La petición era que no habláramos de Dios cuando ofreciéramos el tema, sino que solo fuera un tema psicológico. Sin embargo, en una forma cortes le hice saber lo agradecido que estaba por la invitación pero que para mí era imposible no hablar de la persona más especial en mi vida. Ella accedió y pudimos ofrecer el seminario. Al final del tema se les pregunto a los padres que estaban allí cuantos quisieran volver a recibir más temas y en forma automática todos levantaron las manos en aceptación. Por la gracia de Dios, continuaremos los meses de marzo y abril ministrando a una población que necesita de un Dios poderoso.
Estas oportunidades han dado como resultado que varias personas ya han visitado nuestra iglesia. Se han acercado ya sea por haber recibido consejería, por algún contacto amistoso, por escuchar algún tema de la radio o recibir ayuda de alguna de las actividades seculares en que la iglesia adventista ha estado involucrada. A Dios sea la gloria.
Felipe Andino, Conferencia de Washington pastor del Distrito Norte