El martes 13 de diciembre del año pasado los pastores de la obra Hispana, sus cónyuges y sus hijos, fueron agasajados y honrados al ser invitados al primer banquete Hispano navideño de la Unión del Norte del Pacífico. Junto a mi esposa Carolann y Sandra Osorio asistente administrativa del departamento, se planeo cuidadosamente cada detalle del evento. El deseo era que nuestras familias ministeriales se sintieran apoyadas, amadas y apreciadas.
Ser pastor en estos días no es fácil. Mientras que el amor se enfría, el aprecio a las cosas espirituales decae y la mayoría de personas buscan lo material y lo temporal; los pastores son llamados a mantener viva la llama de la fe, el amor y la vista en las cosas que no se ven. El ministerio entonces puede convertise en una vocación no muy popular que tiene el potencial de crear un agotamiento espiritual, mental, físico y espiritual. Mientras que los pastores cuidan a sus ovejas, las escuchan y las animan, pocas personas están habilitadas o capacitadas para hacer lo mismo por ellos.
Con esto en mente, se escogió un salón de gala en la ciudad de Vancouver, Wash.; y se planificó un programa variado, ameno y Cristo céntrico. Momentos memorables y acogedores fueron compartidos entre las familias ministeriales. Tuvimos la participación de varios pastores honrando el nombre de Dios con sus talentos y dones; al igual que varios de sus hijos, participaron tocando instrumentos musicales y cantando. Escuchamos lindas poesías, historias, testimonios y nos reímos con los momentos ocurrentes que se crearon entre colegas y amigos.
Ojalá que como miembros podamos tomar el tiempo de expresar nuestro aprecio sincero por el ministerio pastoral que gozamos en nuestras iglesias. No esperemos que llegue el mes del pastor (Octubre) para decirle al pastor gracias por su dedicación, su fervor, su visión y su fidelidad. El pastor es un ser humano que va a apreciar saber que su vida y ministerio está haciendo la difeencia en su vida.
Jesús declaró que entre sus discipulos, el amor fraternal era fundamental, que la unidad era requerida y que la socialización llena de gracia era un sello del trabajo del Espíritu Santo en el corazón de sus seguidores. Dios quiera que el vínculo del amor cristiano visto entre los pastores de nuestra Unión del Norte del Pacífico pueda ser emulado entre nuestros hermanos en cada iglesia.