"Necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron" (Mateo 25:36).
Nuestro Padre es complacido cuando ayudamos a sus hijos. Lo que pide no requiere mucho dinero. Jesús habla de actos de servicio que cualquiera, aún el más pobre puede hacer. A veces los miembros de la iglesia se preguntan con toda sinceridad, "¿Qué puedo hacer para ofrecer mejor servicio al Señor?" Aquí está la respuesta. No pensemos solamente en los talentos destacados, sino en el servicio sencillo y humilde de todos los días.
Eso pasó con unos de nuestros miembros de la Iglesia de Hillsboro que por circunstancias llegó a parar en la cárcel de Hillsboro. Allí tiene un encuentro con el Señor y de rodillas en su celda le dice a Jesús que quiere ser un misionero en ese lugar. Comienza a predicar el evangelio, un compañero lo oye, avisa a otro y de la noche a la mañana tiene 25 presos que lo están escuchando. Una mañana de sábado, la mamá de uno de esos presos condenado a cadena perpetua, visita nuestra iglesia y nos comenta entre lágrimas que quiere que visitemos a sus hijos. Junto con el hermano Camerino nos dirigimos a la cárcel a visitar a Jorge Reyes.
La sorpresa es tremenda, al visitarlo, Jorge conoce la Biblia perfectamente, habla de las verdades distintivas adventistas, como si hubiera estado en la iglesia durante muchos años. Nos comenta que muchos presos hispanos están estudiando la Biblia con éste hermano adventista y él y muchos más están aceptando a Jesús como su Salvador personal. Organizamos el ministerio de visitación en la cárcel. Los pedidos de visitas son tantos que tenemos que organizarnos entre los tres pastores de Hillsboro con algunos hermanos de la iglesia para poder alcanzar a todos los presos hispanos que quieren ser visitados en la carcel.
Una mañana de sábado, Camerino se dirige a la cárcel, y en la puerta, una señora muy bien vestida le pregunta si él es pastor y si esta visitando a los presos. Él le comenta que sí. Ella le da el nombre de Miguel Vázquez Casillas que es su hijo, y que le gustaría que lo visite.
Camerino visita a este muchacho y le comenta que su madre le ha dado su nombre, la sorpresa es tremenda cuando Miguel Ángel le dice que su madre no ha podido darle su nombre porque ella no puede visitarlo ya que no vive en el área. Miguel Ángel le dice que él ha empezado a estudiar la Biblia hace unas semanas y cree que esa señora que le ha dado su nombre en la puerta es un ángel, porque él le pidió al Señor que alguien cristiano lo pudiera visitar.
Hoy, doce de esos presos ya han aceptado a Jesús como su Salvador personal y son miembros de nuestra iglesia de Hillsboro. Tres familias de esos presos están estudiando la Biblia con nosotros y están haciendo planes para entregar su vida a Jesús.
Le doy gracias al Señor por este milagro maravilloso y le doy gracias a Jesús porque la iglesia de Hillsboro está haciendo suyo ese mensaje de Mateo 25:36: "Estuve en la cárcel, y me visitaron."